miércoles, 7 de octubre de 2009

Jimena


La tradición oral es muy valiosa para los que nos gusta la historia local, es decir, de tu pueblo o comarca. Los recuerdos de los ancianos, sus grabados y fotografías, etc., dicen mucho sobre la vida en el pasado.

Muchas personas curiosas conservan objetos de su juventud o que les fueron legados por sus padres o sus abuelos. La historia familiar es una rama de la historia local. Muchos conservan fotografías de hace tres y hasta cuatro generaciones como es mi caso.




HISTORIA HUMILDE, PERO INTERESANTE DE UN JIMENATO DEL SIGLO XVIII

Por Juan León Espinosa


Siquiera en razón de su antigüedad, con el testimonio incuestionable de su lápida en el Cementerio de Jimena, en su parte más primitiva, en la que, deduciendo del año en que falleció (1889) a su avanzada edad de 91 años, se deduce que nació en 1798, es decir, este año haría 213 años, Don Blas Riquelme Guerrero se nos presenta como un personaje de cierto relieve local, del que sólo me han llegado breves retazos de su vida y personalidad a través
de referencias familiares transmitidas de generación en generación. Don Blas le transmitió esta historia local a su hijo Cristóbal Riquelme González y a sus nietos María, Blas, José, Francisco, Catalina y Josefa Riquelme Lobato.

En honor de este cuidadoso recuerdo, recordando lo que me contaba mi abuela Catalina Riquelme Lobato, se me antoja muy interesante que mi tatarabuelo por vía paterna fuera testigo presencial de nada menos que de la afrentosa invasión francesa de 1808 y de la entrada del ejército dominador ante la impotencia de nuestros antepasados que, eso sí, sin medios y mucha heroicidad, en la gloriosa Guerra de la independencia, lograron expulsarlo de nuestro país.

Por aquel entonces ( 1811), manifiesta la impotencia de los mayores, carentes de fuerzas militares que defendieran o apoyaran al pueblo, mi tatarabuelo que tenía 13 años, estremecido de rabia e impotencia, como otros chiquillos se situó a la salida del pueblo para contemplar el sorprendente tropel de caballos y soldados que, envueltos en polvo, se acercaban a la Cruz Blanca. Los zagales corrieron presurosos para comunicar la noticia en el pueblo ¡ Que vienen los franceses, que vienen los franceses!

Al entrar en el pueblo las tropas, fueron conducidas a la Iglesia del Llano de la Victoria, llamado así ( según el padre Martín Bueno Lozano, por la patrona de Málaga). En su patio metieron sus caballos y, seguidamente, obligaron a los vecinos a llevarles espuertas con paja y piensos.

Precisamente, mi abuela, que tenía de él un vivo recuerdo, mi tatarabuelo Blas Riquelme Guerrero fue uno de aquellos chiquillos que tuvieron que colaborar por la razón de la fuerza cuando estaba ausente la fuerza de la razón.

Es poco y de relativo valor histórico lo que me contó mi abuela Catalina, pero a sus descendientes nos pareció suficiente para mantener vivo su recuerdo e incluso admirable.

Nuestro remoto antepasado, contemporáneo de los legendarios bandoleros José María "El Tempranillo" y el matador de toros y bandolero José Ulloa "Tragabuche", a su manera, sufriendo por la impotencia, fue uno de los dignos españoles que soportó la invasión francesa.

Entre nietos y tataranietos, a lo largo de más de un siglo, el nicho pasó a mi pertenencia y, después de haberlo restaurado, espero que sea conservado para el futuro, cuando el paso de los años de valor añadido incluso a las personas y hechos más modestos.


Nota: Ricardo este tatarabuelo mío, es también del fallecido José Riquelme Sánchez hermano de Isabelita, los Infantes del "Esparragal", del "Puente Hierro", de la Estación de San Roque que hoy son Auchel Riquelme, los de la "Posada de Ferrer" de Jimena, que están en Alcalá, también Juanita Riquelme la señora de Domínguez el del bar de la Estación, y algunos más, nuestros bisabuelos Cristóbal Riquelme González y María Lobato Lubián tuvieron 6 hijos, 3 hembras y 3 varones. Los que nacieron por parte de varones, aún conservan el apellido Riquelme, y los que nacimos por parte de hembra ya lo hemos perdido (mi padre aún lo llevaba: Juan León Riquelme).
El apodo que llevamos por mi bisabuelo Cristóbal es el de "Ocho Mil Reales", pues su padre D. Blas Riquelme Guerrero que fue dueño del cortijo de Juan Casa, lo libró de hacer la mili por ocho mil reales, ¿Qué dinerá sería en aquellos entonces?






La Romería de "La Cruz Blanca"

La "Romería de La Cruz Blanca", fue muy pocos años, en 1949-50 y 51. Este último año (el 6 de Mayo 1951) recuerdo que fue el mejor se hicieron carreras de cintas, estas consistían en que los jinetes al galope tenían que meter un palillo en una anilla en la que había liada una cinta de color. También hubo cucaña, carreras de sacos, etc,. Pusieron cuatro "Ventorrillos" (hoy Chiringuitos), entre ellos mi padre a medias con Sáchez el de Catalina Cueto (tio de Diego Rocha), ellos se llevaban como hermanos.
Después de este año no hubo más festejos allí.

La Romería de "Marchenilla"



Ésta sólo se hizo una vez, fue en 1956. El mejor recuerdo para mi, aparte de la procesión de nuestra "Patrona", fue la carrera de caballos tan buena que hubo, esta no fue de cinta. Ganó Fernando Vázquez "El Chato" este era de San Roque o la Estación, corrío con una gran yegua.

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