sábado, 5 de diciembre de 2009

Jimena



RECORDANDO "COSAS DE JIMENA"

Por: Juan León Espinosa

Allá por los años cuarenta y cincuenta, conocimos en Jimena varios personajes que por su gracia e ingenio se distinguieron; estos fueron entre otros: "JAIME", ALFONSO CORBACHO, MIGUEL LUCAS, "EL TUERTO LEÓN", ANTONIO ALVARADO, ANTONIO EL DE "PILAR", JUAN SÁNCHEZ "EL DEL CONVENTO" Y RAMÓN "RAMONERO".

Uno de estos populares jimenatos, llamado JUAN LEÓN SARRIAS, popularmente conocido por "EL TUERTO LEÓN" -apodo mencionado en el libro (Y...Al Sur Jimena), editado por nuestro paisano CRISTÓBAL DELGADO VALLECILLO-. Este personaje, tenía muchas anécdotas, todas ellas llenas de gracia.

La más comentada, fue la de la "MORCILLA". Esta acaeció, según testigos presenciales, de la siguiente forma:

Una de las veces que iba "EL TUERTO LEÓN" camino del "ALMENDRIZ" - donde poseía tierra de labor-, al pasar por La Estación (barriada), era habitual en él, tomarse un café en el bar de Juan Luque. Un día al llegar a la altura del bar, se apea de su caballo, coge la talega con el costo (merienda) en la que llevaba una morcilla, queso, higos pasas y media telera de pan -todo esto, para saciar su apetito cuando llegase el momento-. Entró en el bar, pone la talega en el mostrador mientras se toma el café.

Entre los asistentes, estaban los protagonistas de esta historia.

Uno de ellos, le dice a otro: " ¿ Qué te parece si le gastamos una broma, quitándole la talega al Tuerto León? Mientras yo lo distraigo, tú se la quitas". Ya que lo habían planeado, le dice uno de los cómplices: "Señor Juan", cuéntenos usted alguna de sus historias -con la intención de distraerlo para sustraerle la talega-. Les dice " El Tuerto León": Os voy a contar lo que nos ocurrió a un grupo de " Jimenatos" que hicimos un viaje a Sevilla.

Hace unos años, para solventar unos asuntos relacionados con el campo, fuimos a Sevilla el mencionado grupo, en él venía mi buen amigo " El Tuerto Jiménez". Después de solucionar nuestros problemas, nos dimos un paseo por la ciudad, al pasar por La Catedral, nos quedamos contemplando La Giralda, a esto, pasa por allí uno de tantos sevillanos, y nos dice al " Tuerto Jiménez " y a mí " ¿ Qué les parece el monumento, les gusta? " Le contesté yo, sí como profesional, veo que es una gran obra. Le seguí diciendo: " ¿ Parece mentira, con los escasos adelantos que había en el medievo, cómo pudieron hacer esta gran obra?" "Dichas estas palabras: Nos mira el sevillano y con sonrisa burlona nos dice: "¡Qué va señores, este monumento ha sido construido en Marruecos, y nos lo enviaron transportado en un barco por el "Guadalquivir"! Al oír estas palabras, me quedo mirándolo, y dije para mí:

"¡La madre que lo parió!" El "tío" este nos toma por "maniguo" (Campesino), entonces, pensé y con sonrisa le correspondí de la misma manera. Le di dije: Pues precisamente, entre otras cosas, le estaba comentando, bastante extrañado a mi paisano "Jiménez", "que aquí en Sevilla hubiera algún hijo de la gran... capaz de hacer una obra como esta".

Mientras narraba este suceso, le sustrajeron la talega. Termina de beber su café y se despide, sale del bar, se monta en su caballo "Moro", y cabalgando hacia su destino echó de menos la "talega". Exclamando: "¡Coño! ¡Ya, me la dieron! ¡Me robaron la talega"! Se vuelve y dijo para sí: "¡Como se hayan comido la "morcilla", les voy a dar una sorpresa!" El, ya había pensado en la ofensiva.

Llega al bar, y con gesto alterado -como si de algún peligro se tratase le dice a Juan Luque: "¿Juan, donde está la "talega" que me he dejado en el mostrador?" -Contestó Juan Luque: "Señor Juan, aquí yo no he visto nada".

Terminada la respuesta de Juan Luque, los allí presentes, miran al "Tuerto León" y comienzan a reírse como si de un chiste se tratase, y entre ellos los que se habían comido la "morcilla", que fueron tres. Al no decir nadie nada, dijo "El Tuerto León": Pues lo siento mucho señores, si alguien se la ha comido, que lo diga, porque la "morcilla" esta envenenada, y la llevo para matar las ratas que hay en mi melonar.

Al acabar estas palabras, tres de los oyentes empezaron a sentirse mal, uno de ellos, dicen que dijo: !Dios mío, estoy envenenado! Comenzaron a vomitar de asco, descomposición de vientre, temblores y fuertes sudores. Cuando llegaron a sus casas, dieron aviso a los médicos (entonces Don José Montero y Don Juan Marina). Después de tres días de suplicio, en los que perdieron algunos kilos, fue "El Tuerto León" junto con los doctores para hacerle ver que la "morcilla" no estaba envenenada y que el mal que padecían, era un caso patológico-psicosomático (un excesivo miedo infundado a morir envenenado).

La noticia corrió como la pólvora por todo el pueblo. La gente cuando se reunían en los bares y tiendas, decían: ¿Sabeis la última gracia del "Tuerto León?.

"El Tuerto León", sabido aún hoy por muchos que le conocieron, estaba dotado de un gran ingenio. Siempre que se metían con él o le hacían cualquier fechoría, él aplicaba atentamente la inteligencia para salir de cualquier dificultad.

Durante muchos años hasta 1949, fue el maestro de obra del Ayuntamiento. En 1948, estando en clases los alumnos en el Colegio de la Calle La Loba en el número 18, donde tuvimos de profesores a Don José Castro, de Madrid, Don Martín Corbacho Álvarez; y suplentes tuvimos A Juanito Rodríguez y a Mariano González León (tío mío de primo segundo). Pues como decía, en 1949, este Colegio fue declarado en ruina por "El Tuerto León".

Entonces la mayoría de los alumnos fuimos repartidos entre varios colegios, yo fui al Colegio del "Llano de la Victoria" con Don José Capote.

Pero estando declarado en ruina este Colegio, cuando vino destinado de Algodonales a Jimena el Brigada de la Guardia Civil Don Juan Lara González, el Ayuntamiento alojó a este buen hombre y su familia en el citado colegio. Este tenía el techo que le faltaban muchas tejas, cuando llovía caían goteras por todas partes.

Mis padres y abuelos tuvieron una gran amistad con esta familia, entonces las dos niñas de esta familia, en el invierno que pasaron en esta casa, se quedaban a dormir en mi casa con mi hermana Lina, esto transcurría aquel célebre invierno de la "Gran Nevada de 1954".

Después pasaron a vivir a la calle San Sebastián, hasta 1956 que fue destinado a Los Barrios, también de Jefe de Línea, donde murió con 48 años el día 28 de Febrero de 1961. Yo estaba en Sevilla en el Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil con 20 años.

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